¿De veras alguien puede creer que acallando las voces o pretendiendo acallar las de los representantes de la propia comunidad -quienes tienen la obligación de expresar el punto de vista de la comunidad científica y hacerlo con plena libertad- se resuelven los problemas?
En un gobierno
no-dejado de la mano de Dios; muchos. Demasiados.
Desafortunadamente la concepción
general tradicionalista de la religión no da cabida a la ciencia. Y aunque la iglesia católica no es totalmente opuesta al desarrollo de la ciencia, desde el punto de vista de la inmensa mayoría de sus fieles las cuestiones del desarrollo científico no son materia prioritaria. Y el que se encuentren más arriba en la escala de poder no significa que tengan un amplio panorama espiritual.
Estamos ante una mala concepción acerca del conocimiento de Dios. En el ínterin el problema es quienes están en el poder. Reconozcámoslo, son ellos; los que desconfían, aquellos que perciben a un Dios que es castigo más que amor, los que no dudan en arrojarnos en cara la facilidad que para cometer errores proporciona la ciencia, los que prefieren escuchar otras voces que reflexionar, los que confunden las posibilidades con la realidad. Los que tal vez no confian incluso en Dios.
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on viernes, mayo 27 at 5/27/2005 10:35:00 a.m..