Ojos
Mientras observo ese rostro. Brillante y oscuro. De una belleza extraña, -y que resulta aun más extraño que me resulte bello-. Suaves curvas definen los labios, los ojos, las cejas apenas una insinuación. Muy suaves. Contraste con trazos rectos, firmes, sobre el cabello.
Una voz interna pregunta a gritos: ¿Como puedes sobrevivir más allá de las ideas?. ¿Como puede difuminarse tu tiempo originario y estas aquí?. Más que las ideas y que todo aquello que persiguen los hombres.
Y estas otras, las propias transcritas en el mismo material; en sílice renovada.
Más efímeras parecen, incorpóreas en la esfera.
Aquellas otras formas sobreviven al paso de los siglos.
Pero tal vez al mirar tu rostro, tan solo al paso de unos momentos el artista que te dio forma se pregunto lo mismo. ¿Y esta, permanecerá? ¿Alguien la tomara entre sus manos en esos tiempos futuros?
O tal vez, tal vez nunca se lo pregunto. Simplemente lo sabía.
Ese rostro miraría el futuro; una, y otra y otra vez.
Si estas cerca del D.F. México y no has ido a la exposición Faraón en el Museo de Antropología, de lo que te pierdes; -salvo claro que te des una vuelta por media docena de museos en Europa y medio oriente-