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Aprendiendo a vivir: Tiempo.

Un pequeño ejercicio público de meditación

Tiempo.

Hay tantas cosas que se quedan en el tintero, que cuando nos damos cuenta el cuadernillo se ha terminado. Estamos frente a la última hoja y los renglones son pocos. Nuestra mente juega con "tal vez si uso también la tapa baste", pero sabemos que entonces esas letras nos guiñaran a los ojos compartiendo su fondo pardo. Quiero partir liberando todas esas letras. Trazos que son tangibles, concretos, reales cuando los pinto. Más de una cosa escribí para mi. Para mis ojos. Y quedaron así, por que descubrí que no me gustaba compartir solo recuerdos. Igual estos solo tiene sentido a mis ojos; pues más de uno de ellos tiene un destinatario único y ese... no esta aquí. Sin embargo al final de la jornada deseo antes del último día voltear y gritarlos, pues no pienso mirar atrás en este sentido. No es bueno en las despedidas. No lo es. Y gracias, estad tranquilos, que esto hace ya que paso. Después, si desean les contare lo que pasa en estos días. Y aquella vez estaba emocionado; me había quedado despierto leyendo, al principio de la noche estabas recostada en la mecedora, la que compramos a mitad de la avenida y metimos apresurados en el bus para que el ratan no se mojara. Estabas hecha bola, como un gato. Cansada te habías dormido pero lo preferías así, querías acompañarme. Te lleve adormilada a la cama, me dijiste que solo me fuera hasta que te durmieras. Te mecí. Te bese y regresa a seguir leyendo, escribiendo, entendiendo, construyendo. En la pequeña tv pasaban una película donde ¿Quien, Roberto Carlos? cantaba al amor y a Dios y recordando cuanto te emocionaba él, seguí acompañado. Y a la madrugaba estabas ahí.
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